¿Quién soy?

Todos nos hemos hecho la misma pregunta alguna vez.

¿Quién soy?

Soy Francisca Domínguez Núñez, psicóloga de profesión, certificada como Psicoterapeuta.

Mi experiencia con la psicología práctica empieza desde que cursaba los estudios en la universidad; luego trabajé, por espacio de un año, en el área de la Psicología Organizacional implantando la motivación para enfocarme hacia el área clínica.

Después me moví a trabajar en el área de Azuero, la Villa de Los Santos particularmente, e inicié, casi al unísono, los estudios de maestría en Psicología Clínica, siendo esta combinación un camino un tanto tortuoso: estrés, contratiempos y otros retos; no obstante, estuvo cargado de aciertos profesionales. Esta experiencia laboral imprimió tantas huellas positivas dignas de recordar en lo personal y en lo profesional, en pocas palabras, mi primera escuela laboral.

Vengo de una familia donde mi madre fue la primera persona en creer y potenciar el entusiasmo que de pequeña tenía, por lo que su perdida en la adolescencia fue algo que impactó mi proyecto de vida, mis sueños y esperanza. Constituyendo así, un punto de inflexión entre paralizarme o seguir “a pasos cortos”.

Es así, como a lo largo de los años, me he encontrado con grandes personas, amigas(os) y “compinches” que han sumado al crecimiento de la persona que soy hoy en día. Es muy grato hablar y reconocer el valor que tienen estas amistades en mi presente, por lo que son y representan.

Persisto y trabajo con el propósito de poder contribuir a la sociedad, a sabiendas que tengo las competencias personales y profesionales para ayudar en la salud mental de otros.

Mi filosofía de trabajo

El humano es el mármol y el martillo, que con cada experiencia aprende a fortalecerse.

Mirada a los problemas

La vida es un valor muy preciado, cargada de dinamismo y complejidad. Desde el preciso momento en que la persona nace se encuentra con un “problema” que tiene que resolver: enfrentarse y adaptarse a un mundo diferente al intrauterino. Es así como da inicio, para el ser humano, una tarea imprescindible enfrentar las situaciones o problemas de la vida, o bien crisis que pueden ser de carácter esperable o no esperable. 

Las situaciones esperables son aquellas que, de alguna manera, se esperan o pueden pasar; en tanto que las no esperables son imprevistas y generan mucho estrés. De manera general los problemas pueden ser vistos de esta manera esperables y no esperables y a partir de allí generar su sano manejo, caracterizado por su afrontamiento, evitando su negación. 

El valor de la tristeza

Hay diferentes maneras de clasificar las emociones: primarias, secundarias, positivas, negativas, entre otras; lo importante es reconocer que todas son importantes, ni buenas ni malas, son necesarias para el organismo humano. Todos deberían poseer, en su mochila emocional, la alegría, el amor, el miedo, el enojo, la sorpresa, el asco y la tristeza.

La tristeza es un estado transitorio de desesperanza, pena, dolor psíquico frente a una situación determinada. Se trata de un termómetro necesario que va a registrar el manejo que se tenga de esa determinada situación que nos aqueja. La tristeza, en su justa medida, se le debe dejar fluir y evitar reprimirla o eliminarla. 

El "sobrepensar" como disfraz de la ansiedad

Normalmente los seres humanos nos movemos entre contenidos ansiosos y depresivos, en diversos grados; ambos son necesarios como parte de esos termómetros emocionales que nos dictan el manejo que se lleva del día a día.

Cuando la depresión o la ansiedad persisten en el tiempo o en su intensidad es cuando se puede estar frente a un problema de la salud mental. El sobrepensar es un criterio ansioso que consiste en dar muchísimas vueltas a un pensamiento sin llegar a una conclusión, pensar en exceso que resulta ser muy agotador. Gestionar el sobrepensar inicia con  el reconocimiento de lo que sucede, luego centrarse en el aquí y ahora y buscar tareas o actividades que les distraiga.

¿Cómo encontrar fuerza interior?

Desde la infancia, y mucho más en la adolescencia, se va ejercitando la dupla entre aprender cómo manejar las diversas situaciones que se presentan y ejecutar dichas competencias. El manejo de los diversos conflictos de la vida es de carácter multifactorial en el que puede intervenir la inteligencia del individuo, su educación familiar y académica, la personalidad y su competencia emocional. En la vida siempre hay conflictos que exigen esas estrategias de afrontamiento del sujeto, donde sebe hacer eco de ese 

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